En un pueblo caribeño llamado La Manga vivía una pareja de ancianos, Juvenal Urbino y Fermina Daza. Juvenal Urbino era médico de profesión, su padre Marcos Aurelio también lo fue, y su hijo del mismo nombre y casado, también. También esta su hija Ofelia con tres hijos.
Se llevaban bien, aunque habían tenido sus tropiezos como cualquier otro matrimonio. El doctor Urbino salió hacia la casa del fotógrafo, compañero de ajedrez y también amigo llamado Jeremiah de Saint-Amour el cual había fallecido, y al parecer suicidándose con cianuro de oro. Tras la muerte y a través de una carta Urbino supo que Jeremiah estaba preparado, es decir, que lo tenía todo previsto para su suicidio desde hacia años y todo esto fue aclarado por una señora(al parecer su amante) al doctor.
Era Pentecostés, y él iba a ir a la iglesia y al entierro pero que al final resulto que tuvo que ir al suyo mismo (el de Urbino). Esto pasó cuando el loro de Urbino se había escapado, y al él intentar atraparlo, se cayó produciéndole esto la muerte.
Fermina Daza estaba mu7y dolida en el velatorio, y más cuando el señor Florentino Ariza (de unos 10 años amor) se le acerco y le dijo que había esperado aquel momento toda su vida (el de la muerte de Urbano) y que la seguía amando. Fermina lo mandó a que abandonase el lugar y a que no volviera nunca más.
Todo empezó de pequeños. Fermina (de 15 años), su tía Escolástica y su padre Lorenzo Danza (que tenía un negocio de mulas), se habían mudado desde San Juan de la Ciégana hasta la Manga en busca de un futuro mucho mejor.
Florentino ( huérfano de padre) y su madre Tránsito Ariza vivía en una pequeña casa que era sostenida por el sueldo de Florentino el cual trabajaba en la C.F.C (compañía fluvial del caribe), que era algo así como una mensajería. A él le encantaba leer poesías y demás, se sabía los libros de memoria, y se había convertido en un verdadero poeta.
Una mañana Florentino tuvo que entregar un telegrama a Lorenzo Danza donde por vez primera vio a Fermina y donde se enamoro de ella al verla. Se sentaba diariamente en un parquecito para observarla cuando Fermina acompaña de su tía asistía al colegio.
Su madre y sus jefes Lotario thugut y León XII le animaron a escribirle cartas a ella en las que le mostraría sus sentimientos y así fue hecho. Pero no tuvo respuesta de Fermina hasta que Florentino se le plantó y le dijo que le contestara.
Fermina no lo quería, pero poco a poco sin darse cuenta fue enamorándose de él. Lorenzo Danza se enteró de esto por parte del colegio, entonces fue cuando echo a su hermana Escolástica por apoyar al carteo, entonces Urbino se fue con la familia al pueblo natal de Fermina con la finalidad de que Fermina se olvidara de él. A pesar de que Florentino habló con el padre de Fermina sobre que él la quería, éste se fue.
Ambos quedaron en que se casarían en cuanto ella volviera. Una vez en San Juan de la Ciénaga, su prima Hildebranda Sánchez la ayudo para se siguiera telegrafiándose con Florentino, que cada vez estaba peor. Solo vivía y pensaba en ella.
Paso el tiempo, Fermina se había convertido en una mujer hermosa y adulta. Notificó a su “esposo” que había llegado.
Florentino vestía de negro y con sombrero, lo cual no le favorecía nada en su fealdad.
El encuentro fue desafortunado. Cuando Fermina tras el susurro por detrás de Florentino lo ve, se sorprende tanto de su aspecto que en ese momento lo rechaza y Florentino queda destrozado.
Al Caribe había llegado Urbino de París al terminar los estudios de medicina. Encontró su tierra devastada por el cólera, una tierra de donde provenía, una tierra desolada. Sin embargo, encontró la belleza de una mujer que era la de Fermina Daza, la cual no le correspondía, pero con su insistencia y la ayuda de Lorenzo (padre de Fermina), consiguió enamorarla.
Éstos se casaron y Florentino se quedo más desolado aún. Mientras Juvenal y Fermina se marcharon de luna de miel a París, Florentino tomó un barco del C.F.C y se fue por el rió grande de la Magdalena (muy querido por este) para olvidarse de todo aquello, en ese viaje tuvo la perdida de la virginidad por una mujer que lo atrapó en la oscuridad y le robó su virginidad que la estaba conservando para Fermina, esa mujer era Rosalba según él.
Cuando regresó de su viaje, algo recuperado, empeoró al ver que Fermina estaba embarazada. Con esto se hundió mucho más, pero gracias a Lotario Thugut y León XII hacen que levante cabeza.
Su vida posterior la dedicó a muchísimas mujeres, como acto hacia el amor sentido hacia Fermina, llego a acostarse con: viudas, casadas y demás.
Solo una mujer llamada Leona Cassiani (mulata y compañera laboral) no llegó a acostarse con él, pero si ganarse su confianza, hasta el punto en el que éste casi desvela su más latino secreto “ deseaba la muerte de Juvenal Urbino”.
Respecto a Urbino y a su esposa Fermina, su relación empeoró cuando Fermina se enteró de que su esposo la había engañado con Bárbara Lynch (una mulata y teóloga, paciente suya).
Decidió abandonarlo un tiempo, pero volvió a regresar con él.
En cuanto a Florentino, su última aventura fue una niña de 15 años cuando él ya era mayor, América vicuña, a la cual la quería y ésta a él también.
Pasó el tiempo y fue cuando llego la muerte de Juvenal Urbino, el mayor deseo de Florentino. Con esto dejo a América Vicuña y se dedico a escribirle tras el hecho inicial carta a Fermina para ver si podría ir a visitarla.
En un principio, ésta se negó, pero acabo afectando y todo los martes fueron días de encuentro entre Fermina y Florentino. Su hijo Marco Aurelio lo aceptaba porque veía que su madre recuperaba su felicidad, Ofelia no lo veía bien.
Urbino había llegado a engañar a su esposa con su propia e íntima amiga Lucrecia.
Poco a poco, Fermina fue volcando sus sentimientos en Florentino hasta tal punto que aceptó irse navegando con él a través del río grande de la Magdalena.
Aquí y a pesar de su vejez, los dos recuperaron el sentimiento de la infancia y por fin Florentino consiguió lo que tanto anhelaba en su vida: el amor de Fermina Daza.
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